Me considero una persona de lo más inconstante. De hecho esa es mi especialidad, el serlo.
Ahora que es época de hacer balance de todo lo transcurrido en el último año, me doy cuenta de que el balance en sí siempre es el mismo.
Ahora que es época de nuevos propósitos para el año que entra, me doy cuenta de que, el propósito en sí siempre es el mismo.
Supongo que lo que más añoro y lo que más anhelo en mi vida es el tener un control pleno sobre ella.
Me parece que no seré la única que tenga la exclusiva en lo que a vivir sentimientos se refiere. Vivir sentimientos implica involucrarse en ellos totalmente, al menos en mi caso.
Si tengo preocupaciones, estas no van a desaparecer porque tenga un buen día, ya que no puedo tenerlo teniendo a las anteriormente citadas.
Lo mismo ocurre a la inversa. El hecho de sentir una felicidad casi completa hará que las meras nimiedades sean eso y no más, sinó mi anhelada felicidad pasaría a ser mi felicidad más frustrada (ergo volvamos a tener falsas preocupaciones).
Si tuviera que realizar una lista de propósitos posiblemente realizables para este año, creo que sería esta:
- Encontrar trabajo (este es el más factible a realizar, ya que por curro me da lo mismo estar en una oficina que en un Media Markt).
- Sacarme el carnet de conducir (este propósito era uno de última hora para este año que acaba, pero como me conozco...).
- Ser más independiente (en todos los sentidos, algún día caótico me explayaré en el tema).
- ¡Apuntarme a lo que sea! (necesito pasar más tiempo fuera de casa, necesito tiempo para mí).
- Volverme sumamente egoísta (pensar primero en mí, luego en mí y más tarde en mí; o lo que es lo mismo, dejar de pensar en los demás).
Creo que de los cinco propósitos los que tienen más números de llegar ser realizados son los dos primeros.
Los tres restantes llegan a ser símiles y a la vez totalmente impracticables debido a la predisposición que tiene mi carácter a la hora de esconderse tras cualquier nube que amenaze tormenta...
¿Feliz año nuevo?
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