miércoles, 23 de diciembre de 2009

Llegan las fiestas, y con ellas: las pocas ganas.

No hace mucho que ya tenemos aquí de nuevo la Navidad. Igual que el frío, que ya era hora; de hecho me parece razonable que acabe llegando, más que nada porque ir en mangas de camisas en pleno diciembre como que no era muy factible... pero: ¿la Navidad? ¿Tiene que llegar sí o sí?
Odio la Navidad, la odio pero con cariño. Es decir, está ahí y eso pero, como sé que la tenemos que "celebrar" por obligación, me toca bastante los cojoncillos que no tengo, así que estoy aviada con el tema.

Época de estar en familia, de dar y recibir regalos...
Época de no tener opción a no estar con familia, de gastarte los cuartos...

Así es como últimamente lo veo yo. Lo único que me gusta de estas fiestas es el hecho de tener niños pequeños a los que engañar. Porque claro, ya tenemos una edad para saber la procedencia de los reyes, pero ellos, mis pequeños locos bajitos, ignoran por completo tal raíz del asunto, así que el poder tomarles el pelo compensa bastante.


En nochebuena me toca mi buena sesión de Raphael, es la cita esperada del año, qué haríamos nosotros sin "El tamborilero" (Dios mío, ¿cuánto tiempo lleva cantándolo?). En Navidad, como juego en terreno propio, tocará sesión de wii, que mi madre está desentrenada y se tiene que mover un poquito más. En San Esteban nos hincharemos a comer canelones, si pasamos del vermut, claro. Viva el autocebe y el disco de Raphael (de nuevo en nuestras vidas) a petición popular, de fondo.
En nochevieja me tocará grabar a la Esteban (mis suegros son antitelecinco, todo lo contrario a mí) para poder celebrar las campanadas con ella unas horas más tarde. Año nuevo día más o menos normal (sin la opción a dormir todo lo que quisiéramos, pero no pasa nada, somos de lo más sosos en lo que conlleva a celebrar nada, estaremos descansados). Y en reyes más o menos lo mismo.

Lo que espero yo es la noche de reyes, cuando montamos todo el paripé. "¡Que llegan los reyes!", y cuando llegamos de ver la cabalgata (cada año de lo más rancia por cierto), ahí están todos los regalos (carbón incluído), y ahí es cuando empiezan a flipar. "Mira, mira, ¡es para míiiiiiiiiii!" Claro, para quién más iba a ser sinó... ¿para mí? no, no... ni que fuera mi momento...

Vaya, acabo de relatar todo lo que me va a pasar en estas fiestas... tendré que hacer otro post para corroborarlo... ¿Os imaginais que fueran diferentes a las de todos los años?

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